Nuestro Manifiesto

Algo se nos removió a todos por dentro aquel 29 de octubre. Después de varios días intentando procesar lo ocurrido teníamos claro que no queríamos quedarnos de brazos cruzados ante un panorama tan crudo y real (que estaba ocurriendo a 10 minutos de nuestras casas).

Nuestra amiga Vivi, la del centro de la foto, nos contó desde el primer minuto y en primera persona todo lo que había pasado en su pueblo, Paiporta.

Todas aquellas calles y rincones que habían sido el escenario de su infancia, habían quedado sepultados bajo el barro y la destrucción.

Empezamos a pensar maneras de poder ayudar, en cómo dar visibilidad a las personas que más han sufrido las consecuencias de este desastre: los vecinos y vecinas de Paiporta.

Nos sentamos una tarde en casa de Vivi y empezamos a darle forma a nuestra idea, buscando hacerlo desde una perspectiva lo más humana y cercana posible.

Y de ahí nace este humilde proyecto, en el que buscamos darle voz a personas que han sido privadas del lujo de las pequeñas cosas que todos damos por sentado: una casa, un trabajo, una mañana sin prisa, un viernes en el bar con amigos….

Con historias como la de Dora, Cristina, Héctor, Diego, María José, Maite, Carmen y Francisco Javier. Que han tenido la generosidad de abrirnos las puertas de sus negocios y de sus casas y contarnos cómo han vivido o, mejor dicho, sobre-vivido, todos los días que han venido después de este desastre. Y que, a pesar de lo feo que se ha puesto todo, no tienen miedo de dar un paso al frente y recordarnos la fuerza que tenemos las personas en situaciones como esta.

Buscan una segunda oportunidad, cualquier ayuda es bienvenida para poder reconstruir sus vidas poquito a poquito.

Porque la vida suele encontrar la grieta para brotar en el terreno más hostil. No dejemos que esa luz se quede en el olvido.

Con todo nuestro cariño:

Diana, Iria, Vivi, Jona y Álex.

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